El Mestizaje
Cuando Pedro de Valdivia llegó a Chile sólo una
mujer, Inés de Suarez, venía entre sus filas; este hecho nos puede dar una idea
acerca de una de las principales características de los primeros años de
presencia española en el actual territorio: la reducida presencia del elemento
femenino en las huestes españolas. Esta carencia de mujeres, derivó en el
contacto sexual entre hombres españoles y mujeres indígenas, que aunque la mayoría
de las veces fue a través de la fuerza, propició un importante proceso de
mezcla cultural conocido como mestizaje.
El mestizaje en Chile y en el resto de América
significó la construcción de un nuevo tipo de orden familiar, que básicamente
consistía en núcleos familiares con padres ausentes constituidos sólo por la
madre y sus hijos. La “ilegitimidad” de los mestizos acuñó el término “huacho”
para referirse a los hijos nacidos fuera del matrimonio e implicó para ellos un
estatus social difuso y poco definido, ya que desde un punto de vista cultural
los mestizos no eran ni españoles ni indígenas, y además recibieron el rechazo
de ambas etnias. Desde una perspectiva económica, los mestizos no fueron ni
patrones ni encomendados, y su actividad productiva básica de subsistencia fue
el vagabundaje, que con el correr de los años dio paso al inquilinaje.
El proceso de mestizaje se vio complementado por
la llegada a tierras americanas de esclavos de origen africano, hecho que
amplió el abanico de mezclas étnicas que el mestizaje causó. Cabe decir
también, que pronto los mestizos superaron demográficamente a la población
blanca y se convirtieron en el grupo social más numeroso en el continente,
dándole a América su característica más pronunciada.
La América mestiza es fruto de componentes
europeos, africanos y principalmente de elementos provenientes de los
habitantes originales del continente americano; por ello se han usado variados
conceptos para referirse a él: Indoamérica, Mestizoamérica e incluso
Indoafrohispanoamérica.
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